Licda. Maria Lavalle Urbina.
Nace en la Ciudad y Puerto de Campeche el 24 de mayo de 1908, Su padre poeta, le canta a la niña de ojos vivos las glorias del ayer y siembra en su espíritu de realización plena. Sus mas caras esperanzas.
Entendió que en la educación, en la cultura, encontraría el instrumento de lucha para determinar la vida de la mujer campechana.Egresó de la Escuela Normal de Campeche y se graduó como Licenciada en Derecho.
María Lavalle Urbina, desde el lejano sureste, intuye que el ser revolucionario encuentra sentido en la entrega y en el trabajo cotidiano al servicio de la Patria.La maestra que siembra y que enciende en el alma, el amor por México anhelado.
Es así como desde 1927 hasta 1943, durante 16 años, sirve como maestra de escuela. La maestra era motor, guía, fuerza que transformaba, sembradora de palabras y sembradora de ideales. Fue Directora de Escuelas Primarias.
En esos años se fortaleció su espíritu y se forjó ese carácter firme de la mujer que soñó en la igualdad jurídica del hombre y de la mujer.Se entregó con verdadera pasión a la campaña de alfabetización, bajo la guía de Jaime Torres Bidet. Por todos los viejos caminos de Campeche, se encendió la luz del alfabeto y la entrega total de la maestra Lavalle Urbina le permitió obtener al Estado de obtener el primer lugar a nivel nacional, ella fue la Directora de la Campaña.
Vuelve a las aulas del Instituto campechano para cursar la carrera de Derecho y es la primera mujer que se titula como Abogada en el año de 1945.Tuvo entonces la clara certidumbre de que había que abandonar el solar nativo para seguir luchando por la libertad y por la justicia.En el año de 1947, fue designada la primera mujer magistrada del Tribunal Superior de Justicia del Distrito y Territorios Federales.
Tuvo la certidumbre de que la lucha de México, tenía que sustentarse en la paz y que la Revolución tenía que seguir adelante, en el Derecho y por el Derecho.Había escrito su tesis profesional sobre delincuencia infantil. La investigación realizada la determinó a escribir con mayor profundidad, una nueva obra sobre delincuencia de los menores. En 1954 habría de ser designada jefa del Departamento de Prevención Social de la Secretaría de Gobernación, cargo que ocupó hasta su elección como Senadora de la República por el Estado de Campeche.
La maestra y abogada Lavalle Urbina se empeña en hacer que directores, alcaldes, carceleros, entiendan que su función no es castigar, humillar, vejar y torturar Por el contrario que su verdadera misión es salvar al hombre delincuente y devolverlo sano a la vida social. Transcurría el año de 1962, cuando la abogada Lavalle Urbina arribó a la colonia penal de Islas Marías.
Fue postulada candidata por el Partido del PRI y electa Senadora de la República por el Estado de Campeche en 1964, Primera Magistrada, Primera Senadora y Primera Presidenta del Senado en diciembre de 1965. Su vocación política encontró el mejor cauce, porque es aquí en el Senado, donde la pluralidad de la República encuentra expresión cabal, donde la decisión política fundamental federalismo, encuentra concreción institucional.
Ha merecido que el Senado de la República la distinga y premie con la Medalla de Honor “Belisario Domínguez” en 1985, que honra al mártir senador que aceptó morir por la libertad, único valor por el que, según Cervantes vale la pena perder la vida; y merece llevar la presea, en cuanto a que la maestra Lavalle Urbina, supo vivir en la libertad y para la libertad, pregonando por los caminos de la patria, que todos los seres humanos somos iguales y merecemos una vida de libertad en la justicia.
Fue Subsecretaria de Educación Básica de la SEP.Directora de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuitos.icepresidenta de la Academia Mexicana de la Educación. Delegada a la Tercera Conferencia Interamericana de Educación.Recibió la Medalla “Justo Sierra Méndez” como campechana distinguida y Doctora Honoris Causa por la Universidad Autónoma del Sudeste, Campeche editó tres volúmenes que contienen su obra escrita que da testimonio de su prestigio y sabiduría.
